Selva Negra en familia: Itinerario de una semana

Cualquier lugar de Selva Negra


Imagina paisajes de espesos bosques que casi no dejan pasar el sol junto a valles y prados salpicados por granjas, pueblos preciosos al más puro estilo alemán, relojes de cuco por todas partes (o eso me parecía). Así es más o menos Selva Negra, un paraje natural muy bucólico aunque también bastante turístico, situado en el suroeste de Alemania, limitando con Francia por el oeste y con Suiza por el sur.

La Selva Negra puede ser muy buena elección de viaje si además de buscar desbordante naturaleza, cumples una o varias de las siguientes condiciones:

 
  1.       Te gusta conducir. Hasta yo, que no soy la mayor amante de los viajes por carretera, creo que el puro placer de ir cruzando sus paisajes ya justifican este viaje. Disfrutarás de cada una de sus curvas.
  2. Te apetece hacer senderismo. Hay cientos de miles de caminos entre los bosques con una pinta increíble esperando que los explores.
  3. Te gustaría combinarlo además con visitas a pueblos con encanto o algunas ciudades muy interesantes.
  4. O como es nuestro caso, viajas con niños y te pide el cuerpo un destino cómodo para llegar y para recorrer, muy preparado para los viajes en familia, donde puedes encontrar un montón de opciones en medio de la naturaleza para la diversión de los renacuajos.

Si quieres saber más sobre cómo organizamos este viaje, ruta completa, alojamientos, impresiones y listado de atracciones familiares, puedes leer la entrada de Road trip por Alsacia y Selva Negra.

 

Estos fueron los lugares que conocimos en nuestro recorrido durante una semana con una niña de 2 años por esta bella región alemana. Pero antes de nada, te diré que lo mejor de este viaje, como suele pasar con los destinos de naturaleza, es que cuando menos te lo esperas puedes encontrar rincones favoritos que se les escapa a los redactores de las guías de viaje. Yo me quedo más con los paisajes en general que con lugares concretos.

 

SCHONACH – TRIBERG

 

Uno de los símbolos por los que se conoce Selva Negra son los relojes de cuco, y en Schonach (donde nos alojaremos las 7 noches) y Triberg, ambas poblaciones separadas por pocos minutos en coche, se encuentran dos de los más grandes del mundo. Una visita imprescindible para un friki del tema y curiosa para el resto de los mortales.

Reloj de cuco de Triberg


El pueblo de Triberg además es conocido por tener la original tarta Selva Negra en el café Schäfer en la calle principal del pueblo y sobre todo por sus cascadas, que presumen, aunque realmente no es así, de ser las más altas de Alemania.

Tienen una caída total de 163m repartida en siete niveles. El entorno es muy bonito pero la cascada en sí misma no es gran cosa y mucho menos teniendo en cuenta los 5€ de entrada (4,50 con la tarjeta de huésped y gratis para menores de 7 años) cuando hay otras mejores y gratis.

Cascadas de Triberg

Las cascadas se pueden visitar a través de tres rutas diferentes aunque fácilmente combinables que verás en el folleto de información turística o a la entrada de las cascadas:

Fuente: web de turismo de Triberg
  • La ruta roja o cultural de unos 60 min que pasa además por otros puntos de interés de Triberg como el Museo de la Selva Negra, el parque de tirolinas (Natur-Hoscheseilgarten) o el Lago Bergsee que también cuenta con un pequeño parque infantil.
  • La ruta verde o de la naturaleza de unos 90 min. Debe ser la mejor para disfrutar del entorno aunque no pasa por todos los tramos de la cascada.
  • La ruta amarilla o de las cascadas de unos 45 min. Es la ruta básica que pasa por los 7 niveles. Asciende por un sendero asfaltado desde el mismo pueblo, es decir, “accesible” para carritos aunque más te vale que los niños vayan con ganas de andar porque es una subida bastante empinada.

Schonach tiene un gran parque junto a un lago muy chulo, con columpios de madera y otros artilugios para jugar con la arena y el agua, bancos y mesas para comer y un café-restaurante con terraza. Muy recomendable una parada aquí si viajas con niños pequeños para que se entretengan un rato (hasta jartarse).

 

GUTACH – SCHILTACH

La siguiente jornada empezamos visitando el Museo al aire libre de Gutach (Vogtsbauernhof) donde se muestra una aldea rural del siglo XVI al XIX y cómo eran antiguamente las costumbres y tradiciones de la Selva Negra. En el recorrido puedes ver seis granjas totalmente equipadas, adentrarte en ellas y ver cómo era la típica casa de los campesinos de esa época, también graneros, molinos, la panadería, la escuela, la capilla… y como no, animalillos de granja.

Escuela del Museo al aire libre

De haber sido un viaje de dos no estoy segura de haberlo incluido en nuestra ruta pero como plan con niños me parece perfecto. Para Telma fue uno de los momentazos del viaje, especialmente  el laberinto para niños que hay en una de las fincas dedicada a varios aspectos del bosque.

Entretenerse en cada uno de los 24 puntos que propone la visita puede resultar un poco tostón,  pero si quieres ir a tiro hecho, en el plano que dan al entrar ya te indican cuales son aquellos más recomendables para los niños.

El recinto cuenta con Restaurante, Kiosko-bar donde ofrecen fundamentalmente salchichas y una zona de picnic por si llevas tu propia comida.

 

Cuando por fin conseguimos sacar a Telma del laberinto del bosque nos fuimos a Schiltach. Con su ubicación a orillas de dos ríos, rodeado de colinas boscosas y con sus casitas de cuento, parece sacado de una postal. Sin duda, este pueblo merece un hueco en cualquier ruta por la Selva Negra.

 

Es muy pequeño y la visita a todo el pueblo nos lleva poco tiempo. Lo más destacable es la Plaza del Mercado (Marktplatz), y la empinada Calle Schlossbergstrasse que sale desde la misma plaza.

De vuelta a casa, paramos en el tobogán de montaña de Gutach donde contemple desde un lugar seguro como David se tiraba por una especie de montaña rusa sobre un trineo que se desplaza por raíles.

Según él, si eres osado, y entiendes que el peligro sólo está en tu cerebro, puedes alcanzar la friolera de 50km/hora, él se quedo en 37.

No permiten que se suban niños menores de 3 años, y hacen bien porque con esa edad es difícil que se disfruten estas cosas, pero para los mayores (de cualquier edad) es un planazo, breve, pero intenso.

Por ponerle alguna pega a este lugar, es que no permiten usar tu propia cámara durante el trayecto, ni siquiera la gopro.

 

SASBACHWALDEN – MUMMELSEE – RUÍNAS DE ALLERHEILIGEN – GEGENBACH

La ruta de hoy nos lleva por la Alta Carretera de la Selva Negra o Schwarzwaldhochstraße, forma parte de la B-500 y según dicen es una de las carreteras panorámicas más bellas de Alemania, no lo sabemos pero fue el trayecto en coche que más nos impresionó de todo el viaje. Su recorrido avanza por asombrosos paisajes durante unos 60 km, entre las localidades de Freudenstatd y Baden-Baden aunque nosotros sólo hacemos el tramo hasta el desvió a Sasbachwalden.

 

No es de extrañar que en este entorno se encuentre el Parque Nacional de la Selva Negra. Desde el centro de información, situado en la misma carretera o en su web proponen varias rutas de senderismo, algunas muy accesibles para hacer con niños, incluso con silleta y silla de ruedas pero que nosotros lo descartamos por el mal tiempo que tuvimos ese día.

Siguiendo con la ruta, descendemos hacia Sasbachwalden disfrutando de unas preciosas vistas. Ya abajo, comimos y paseamos. El pueblo es encantador, aunque como otros muchos de la zona, mantiene la arquitectura típica, flores en las ventanas, jardines y todo cuidado al detalle, este pueblo nos gustó más que ninguno. Supongo que por su ubicación en un valle, por el verdor de los viñedos que lo envuelven, por los arroyos que cruzan algunas calles, porque hay un bosque al que accedes desde el mismo pueblo y porque el cielo por fin se puso azul.
 

Desde Sasbachwalden volvimos por la misma carretera hasta el Lago Mummel (Mummelsee en alemán), el lago glaciar situado a mayor altitud dentro de la Selva Negra.

 

En cuanto llegas al parking te das cuenta que es uno de los lugares más populares de la Selva Negra, así que tampoco nos sorprendió que lo primero que encuentras es un hotel y un restaurante con terraza  a pie del lago, pero si lo obvias, el paraje es una preciosidad.

Lo más recomendable es dar un paseo por el sendero que discurre alrededor del lago, no te llevara más de media hora, es accesible para todas las edades y cómodo si llevas silleta de paseo. Por el camino hay carteles con las leyendas relacionadas con el rey del lago y las ninfas que habitan en sus oscuras aguas.

Al comienzo del sendero también hay barcas de pedales y de remos para alquilar, una zona de picnic y un pequeño parque para niños. En definitiva, un lugar perfecto para disfrutar de la naturaleza en familia.

Aunque Telma está en su salsa, preferimos no alargar demasiado el tiempo en el lago porque hoy todavía nos quedan lugares por visitar.  De aquí nos dirigimos a las  Ruinas del Monasterio de Allerheiligen. Uno de esos sitios chulos donde arquitectura y naturaleza comparten el mismo espacio, pero un poco decepcionante porque justo al lado está la parte del Monasterio restaurado, que seguramente habrá quedado muy bonito pero le quitan toda la magia a un enclave como este. Aún así, merece la pena.

Sin embargo, la excusa perfecta para venir hasta aquí son las cascadas de Allerheiligen, muy cerca de la ruinas. A nosotros nos pillo en plena siesta de la pequeña, valoramos pros y contras de despertarla y por el bien de toda la familia en lo que quedaba de día, descartamos la visita.

 

Llegamos a Gegenbach, recomendadísimo por cualquiera que ha tenido ocasión de visitarlo, para muchos es considerado uno de los pueblos más bonitos de Alemania.

 

Como le pasa a Alsacia, sus calles parecen un decorado o el escenario de un cuento, la verdad es que es una maravilla y en Navidad debe serlo mucho más cuando el Ayuntamiento de Gegenbach se convierte en el Calendario de Adviento más grande del mundo y la Marktplatz se anima con el mercadillo navideño, bandas de música y vino caliente. El blog “Caminando entre bosques” te lo cuenta al detalle (esto y todo lo que puedes ver en Selva Negra)

Como no podía ser menos, Gegenbach también cuenta con su parque infantil que nos vino al pelo para que la siesta tuviera un despertar feliz. Esta entre la muralla y el río, junto a una de las entradas al pueblo y al lado de un parking.

FRIBURGO DE BRISGOVIA

Cuando hablo de que uno de los alicientes de viajar a Selva Negra es la posibilidad de combinar naturaleza con “algo más”, sobre todo me refiero a Friburgo.

Es la ciudad con más horas de sol de Alemania aunque nadie lo diría con el día que tuvimos. La lluvia emborrona los lugares pero trato de no dejarme engañar por ella. Maldigo un buen rato pero luego se me pasa y descubro una ciudad con muchos atractivos donde tiene pinta de vivirse muy bien. Se respira una atmosfera alegre, a pesar del día, hay mucha vidilla, vidilla universitaria. Un casco antiguo sin coches, calles empedradas con arroyuelos que las traviesan, edificios coloridos, muchas plazas y terrazas, hoy vacías, pero que en un día como dios manda, me imagino a reventar. Pero la mejor imagen de Friburgo me la llevo de las calles Gerberau y Fischerau por las que fluye un pequeño canal cruzado por algunos puentes, galerías de arte y tiendas muy chulas. No te las pierdas!

CATARATAS DE TODNAU – SCHLUCHSEE – LAGO WINDGFÄLLWEIHER – TITISEE

Habíamos visto algunas fotos y no lo pensamos demasiado, pusimos “Todtnaue Wasserfalle” en el navegador del coche y nos dejamos llevar porque como ya hemos dicho las carreteras de por aquí lo merecen.

Hay dos formas abordar las cataratas de Todnau: la primera dejando el coche junto al “Kiosk am Wasserfall”, un chiringuito que lo mismo te ponen unas salchichas que te venden un suvenir. Un buen sitio para pararse a descansar y reponer fuerzas mientras contemplas las vistas.

Desde aquí, por un camino accesible para carritos, en 10 minutos caminando te plantas en mitad del gran salto de agua, no tan alta como la de Triberg pero nos gustaron mas  y encima  gratuita.

Otra opción de disfrutar realmente de la catarata y del entorno es dejar el coche en el aparcamiento que hay como 2km más arriba. Está bien señalizado y hay unas tumbonas con vistas para hacerse unos selfies con un buen fondo si Telma se dejara.

Desde aquí arranca el camino para nada “carritoaccesible” pero muy bonito que desciende acompañando las caídas de agua hasta que se pierden entre barrancos.

Todo muy idílico hasta que recuerdas que alguien tiene que volver a por el coche, no hizo falta deliberar mucho, sube David y nosotras esperamos en el chiringuito.

Sin dejar que el regustillo a curry de la salsa de las salchichas abandonara su esófago,  se marcó  un “kilianjornet” hasta el coche para abreviar el sufrimiento. No fue así.

Una vez realizada la reagrupación familiar nos dirigimos a Schloch donde recorrimos toda la bahía de unos 2 kilómetros en el Schlochsee hasta llegar al parque aquatico Aqua Fun. Me resultaría complicado imaginarme retozando entre las atracciones de un parque acuático con la temperatura que puede tener el agua de un lago glacial en estas latitudes.

 

Sacrificado el baño me conformé con la imagen de barquitas de colores en contraste con las oscuras aguas del lago y los bosques al fondo mientras a mi espalda un humeante tren de época discurre entre las casas típicas de la zona.

La siguiente parada fue en el lago Windgfällweiher. Su nombre es más largo que el propio estanque pero es increíblemente fotogénico y recomendable a pesar del nublado.  De haberlo sabido, habríamos acortado la sesión de tirar piedrecitas al lago Schloch para tirar algunas más en este. Si lo que destaca de Schloch es la imagen del pueblecito integrado en un lago, lo que destaca de Windgfällweiher es lo natural: arboles, lago y patos sin nada de pueblo, ni trenes, ni barquitas, ni nadie.

Lago Windgfällweiher

Nuestra última parada de la ruta sur fue Titisee, otro lago glaciar que se encuentra a unos 30 km de Friburgo y seguramente el punto más turístico de la Selva Negra.

Por la hora que llegamos, fue una visita demasiado corta para sacarle el juguillo a este lugar. Vimos poco más que la calle principal que baja hasta el lago, llena de tiendas de recuerdos, restaurantes, hoteles,… y una vista rápida al lago, bonito pero no nos impresionó más que los anteriores. Otra cosa distinta hubiera sido alejarse de las multitudes y hacer la ruta de senderismo que rodea el lago, adentrarse por los bosques, subir a la torre del monte Hochfirst para tener una vista panorámica, o si hace un día de sol, alquilar una barca o bañarse en la piscina climatizada (la infantil y la de adultos) y desparramarse en las zonas verdes en Strandbad Titisee (Strandbadstrasse,1) frente al lago.

UNTERKIRNACH

El día amaneció lluvioso y pensamos que era buen momento para ir al Aqualino, una de las piscinas climatizadas con zona infantil que habíamos visto en el folleto que nos dieron en la oficina de turismo, en el pequeño pueblo de Unterkirnach, a unos preciosos 18 km de nuestro alojamiento.

 

En cuanto llegamos nos percatamos del planazo que le esperaba a Telma, no solo estaba la piscina, también el spielcheune, un área de juegos cubierta de tres plantas y otra al aire libre. Piscinas de bolas, colchonetas elásticas, habitaciones secretas, toboganes, redes para trepar, salita de cuentos,… Estaba claro que al día siguiente volveríamos. Además con la tarjeta Konus que dan a los turistas puedes acceder gratis a las instalaciones.

Spielcheune de Unterkirnach

Pero eso no es todo, este pueblo también cuenta con una granja que pueden visitar los niños y es el punto de partida para realizar numerosas excursiones por el bosque, suponemos que de todo esto y más, informarán es su oficina de turismo (Villinger Straße 5 78089 Unterkirnach).  Nos pareció un lugar muy guay para establecerlo como campamento base.

Resumiendo, Selva Negra es una apuesta segura si viajas con niños. Un destino de naturaleza, con muchas alternativas para ellos, que se puede conocer fácilmente y con calma disfrutando de cada rincón.

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10 comentarios en «Selva Negra en familia: Itinerario de una semana»

  1. Pues nos estamos planteando conocer la selva negra para el próximo verano (sí, nos gusta planear los viajes con mucha antelación…) y después de leer este post, le tengo más ganas a este destino. Gracias por compartir tanta info, ¡nos va a venir genial! Un abrazo!

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  2. Nos alegramos que te sirva de inspiración, como viaje de naturaleza y con niños la verdad es que es perfecto. Y Eslovenia no se si lo conocéis, no hay tantas cosas expresamente para niños pero es más bonito aún. Si finalmente vais, espero que te pases por aquí y nos cuentes. Un abrazo!

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  3. Fuimos a finales de agosto, realmente lluvia solo tuvimos un par de días, uno de ellos el que nos arruino la visita a Friburgo, el resto casi siempre nublado y fresquete, el sol lo vimos poco. Vamos que no tuvimos tiempo esplendido pero tampoco como plantearse no ir en esa época. También he leído de gente que les ha hecho muchísimo calor en verano por alli.

    Un saludo y gracias por comentar!

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  4. Hola, nosotros lo de los tres días no lo sabíamos entonces pero hace poco lo leí también, que sirve para tres días pero no tienen que ser necesariamente consecutivos.
    Lo que hicimos fue rellenar unos papeles que nos dejo la dueña de nuestro alojamiento airbnb y con ellos fuimos a la oficina de turismo que teníamos en Schonach, donde nos alojamos.

    Un saludo

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