Kioto: entre templos, jardines y barrios de geishas

Kioto es el centro cultural de Japón y la imagen que mejor representa al país; barrios tradicionales y miles de templos y santuarios con jardines que parecen obras de arte.

Alberga algunos de los rincones más bonitos y sorprendentes que he visto y veré en mi vida. Sin embargo lo de Kioto no fue amor a primera vista. Salvo la modernísima estación de trenes, nada me atrajo especialmente durante las primeras horas en la ciudad, mucho más grande de lo esperaba, calles sin ningún encanto con construcciones tipo occidental, algunas muy oscuras de noche y avenidas con tráfico caótico pero sin tener la chispa del sudeste asiático. Pero eso, solo durante las primeras horas. Fue atravesar la puerta del primer templo y todo cambió.

 

Kioto tiene tal acumulación de cosas que ver que no hay otro remedio que seleccionar lo que más te llame la atención, localizarlo en el mapa y en función de eso organiza tus recorridos teniendo en cuenta que es una ciudad grande y los templos cierran a las 16.30 o 17:00 h.  Pero sobre todo calma tu ansia viva por verlo todo porque al fin y al cabo los templos acaban siendo casi todos muy parecidos y están hechos para disfrutarlos con tranquilidad.

Recomendamos 3-4 días bien aprovechados para visitar Kioto y alrededores o más días si lo estableces como campamento base desde el que hacer excusiones por ejemplo a Osaka, Kobe, Nara, Himeji, Okayama, Hiroshima o Miyajima.

Por si te sirve de ayuda, te digo en modo resumen como organizamos nuestros itinerarios de cada día a ritmo de “viaje con niños”

 

Fueron un total de 7 días, incluyendo excursión de ida y vuelta en un día a Nara y otra a Miyajima donde pasamos la noche. Para esta excursión nos guardaron las maletas en la recepción del apartahotel donde estábamos alojados y nos llevamos una mochila con lo necesario.

 
o Día 1: Ginkakuji (Pabellón de plata), Camino de la Filosofía, Templo Eikando, Templo Nanzenji, Santuario Heian Jingu, Santuario Jasaka Jinja y calle principal de Gion. (Hanamikoji)


o Día 2: Kioto – Miyajima 

o Día 3: Miyajima – Jardín Korakuen de Okayama – Kioto 

o Día 4: Templo Sanjusangendo, Templo Kiyomizu-dera, calles Nannenzaka y Sannenzaka, Pontocho y barrio de Gion 

o Día 5: Kinkakuji (Pabellón dorado), Ryoanji, calles comerciales cubiertas Shinkyogoku, Teramachi y el mercado Nishiki. Este hubiera sido el día para el Castillo Nijo pero la p**a lluvia nos hizo buscar un plan bajo techo. 

o Día 6: Fushimi Inari – Nara Para esta ruta o madrugas mucho o mejor hacerla al revés y así darle a Nara el tiempo suficiente y ver iluminado el Santurio Fushimi Inari que está abierto 24 horas. 

o Día 7: Zona de Arashiyama


Si nos limitamos a Kioto, Ryoanji fue una decepción. Quizá por mera comparación con otros lugares de Japón o porque los jardines secos están hechos para la contemplación y la meditación, cosa que resultó difícil cuando hay 25000 niños de por medio.  El caso es que no nos convenció, y mucho menos si tienes que pagar 500 yenes para entrar.

El resto de lugares forman parte de cualquier lista de imprescindibles de Kioto pero si tengo que destacar entre lo bueno lo mejor me quedo con estos seis:

GINKAKUJI O PABELLÓN DE PLATA

Realmente no tiene nada de plata, sólo se quedó en la intención de su creador de recubrirlo de este material. El edificio es de arquitectura muy simple pero en conjunto con sus jardines resulta un lugar asombroso. No sé si es porque fue el primer templo de Kioto que visitamos pero a mí me parecía imposible estar viendo semejante belleza.

Pabellón de Plata

A la entrada te encuentras un jardín seco con una explanada de arena rastrillada, se le llama “Mar de arena plateada” y dicen que representa el Lago Oeste de China, en medio hay un enorme cono de arena en forma del monte Fuji diseñado para acentuar el reflejo de la luna en el mar de arena, casi nada.

El recorrido continúa con un estanque, rocas, plantas, musgo y pequeños puentes que acceden a islotes. Si avanzas por la colina tienes una vista general del templo y parte de la ciudad al fondo, pero desde cualquier ángulo del recinto tendrás estampas de postal.

 

TEMPLO EIKANDO

Se trata de un terreno grande con varios edificios conectados por pasillos de madera y una escalera que lleva hasta una pagoda desde donde obtienes una buena panorámica de la ciudad; pero aquí de nuevo los jardines son los protagonistas.

Dicen que es uno de los mejores lugares para admirar el otoño japonés o el momiji, cuando las hojas de sus miles de arces pasan del verde al rojo intenso. 

 

La mejor época para contemplar este fenómeno de la naturaleza en Kioto suele ser entre mediados de noviembre y principios de diciembre. Cuando estuvimos nosotros el rojo sólo estaba empezando a asomar y aún así nos impresionó, prefiero no imaginármelo en su periodo de mayor apogeo, tanto en belleza como en gente practicando el momiji-gari o “caza del arce”.

KINKAKUJI O PABELLÓN DORADO

A pesar del diluvio universal restándole brillo y mi consecuente cabreo, Kinkakuji me pareció una maravilla visual, la combinación perfecta (al estilo japonés) entre arquitectura y naturaleza: un templo precioso cubierto de pan de oro, a orillas de un estanque y rodeado por unos jardines impresionantes (otra vez) cuidados hasta el más mínimo detalle.

 
 
 

FUSHIMI INARI

Recorrer el sendero cubierto de miles de toriis rojos (dicen que hasta 10000) del Santuario Fushimi Inari es una experiencia emocionante que no puede faltar en un viaje a Japón. Un lugar sorprendente y único. A nosotros, el que más nos gustó.

 

 
 
 

Este santuario es el más importante de Japón dedicado a la deidad Inari, antiguamente dios del arroz y la cosecha pero actualmente también el de la prosperidad en los negocios. Las puertas torii del santuario son donaciones de los comerciantes para pedir o agradecer favores a Inari.

Aunque puedes andar hasta donde quieras, el camino completo que llega hasta la cima de la montaña son unos cuatro kilómetros, unas 2 o 3 horas de ida y vuelta. No tuvimos la oportunidad de comprobarlo pero dicen que conforme más avanzas los torii se distancian, te adentras más en la naturaleza y se reduce considerablemente el número de turistas.

Nota: si viajas con niños pequeños, no visites Fushimi Inari con silleta de paseo o busca un rinconcito donde dejarla a la entrada porque hay turistas a tropel y muchos tramos con escaleras.

GION Y CALLE PONTOCHO

Nuestra fascinación cambia de lugar y se va hasta “El barrio de las geishas”. Para conocerlohicimos una interpretación personal de la ruta recomendada por Japonismo.  

 

 
 

El itinerario que escogimos dibujaba un recorrido repleto de callejuelas tradicionales iluminadas con farolillos que cruzaba de Gion Higashi a Gion Kobu pasando por un montón de enigmáticas e intrigantes casas de té. Saliendo de las calles principales apenas nos cruzamos con gente y me gustó porque se veía un barrio muy auténtico, no parecía un decorado preparado para el turismo como otros muchos sitios que me vienen a la mente.

En cada rincón descubres un detalle que te retrotrae a tiempos de “Memorias de una Geisha” y te fijas en cada taxi y en cada puerta con el deseo de cruzarte con alguna, pero no es fácil atrapar a una maiko o geisha con tu cámara, aún así la propia búsqueda merece, por sí sola, la pena.

 

 
 

BOSQUE DE BAMBÚ DE ARASHIYAMA

Reconozco que lo que había imaginado de este bosque era más seductor de lo que me encontré en realidad, sin duda es el típico lugar al que las fotos  le favorecen. Lo esperaba más grande, más salvaje, más místico; claro que la cantidad de turistas tampoco ayuda mucho. Sólo pegándote un buen madrugón podrás disfrutarlo casi en soledad.

Aún así es una visita imprescindible. Todos los días no se tiene la oportunidad de estar en un entorno natural tan asiático/exótico, rodeado de enormes bambús, a mí personalmente me encantan por su belleza sencilla, pero además sus cualidades naturales la convierten en una de las plantas más especiales del planeta. En Japón el bambú está muy vinculado a la vida y la cultura.

 

 

 

 

MOVERSE POR KIOTO

La mejor manera de conocer Kioto es con los autobuses públicos. Te puedes descargar el mapa de autobuses para ir familiarizándote con él en este enlace. No te asustes, es mucho más fácil de lo que parece. En él puedes localizar los templos y ver qué línea de bus lleva a cada uno, también te ayudara a planificar los itinerarios.

Si aún no vas con la tarea hecha cuando llegues a Kioto no te preocupes. Nada más llegar puedes hacerte con los mapas de la ciudad o de los autobuses y comprar tu ticket en el Centro de Información Turística en la 2º planta de la estación de Kioto o en la estación de autobuses que está frente a la estación de trenes.  

Lo más rentable es comprar el “City Bus All-day Pass” por 500 yenes (mitad de precio para niños entre 6-12 años) con el que puedes viajar las veces que quieras durante todo el día.

 

Cada parada de autobús tiene un panel informativo con los templos por donde pasa el autobús, reconocerás las principales por las enormes colas. En el autobús todas las paradas se anuncian en inglés y en japonés.

 

Hay que subir por la puerta de atrás y bajar por la delantera. Se paga o se pasa la tarjeta cuando vayas a bajar, junto al conductor. Si vas a pagar en metálico mejor lleva el importe exacto o tendrás que enfrentarte a la máquina para que te dé cambio bajo la atenta y entornada mirada de todos los pasajeros.

 
 

 

 

 

 

 

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