La ignorancia y la inconsciencia nos vuelve bastante irresponsables, pero esta circunstancia no es excusa para no rectificar y lograr recobrar el sentido común en algún momento de nuestra vida. En este caso la frase “Mas vale tarde que nunca” adquiere todo su significado.
Quiero pensar que pocos nos hacemos estas preguntas porque estoy convencido que si así fuera, no fomentaríamos este tipo de prácticas y tampoco nos sentiríamos tan orgullosos de esa foto interactuando con cualquier bicho que compartimos en nuestro muro o en cualquier otro lugar.
Aluciné con las erupciones volcánicas iluminadas con los primeros rayos del día, se me disparó la adrenalina cuando iba a toda velocidad con el 4×4 por caminos imposibles y me marcó para siempre el sufrimiento que tenía que padecer el pobre caballo al que le tocó cargar conmigo por aquel desierto inundado de gases tóxicos. Yo estaba allí voluntariamente, incluso pagué por ello, pero ese animal no se había ofrecido a cargar con mis 80 kilazos por aquel páramo.
El objetivo final de esta actividad era asomarse al cráter. Para ello se realizaba una ascensión de unos 40 minutos a pie o a caballo, en ese primer instante me pareció buena idea hacerla a caballo pero no terminé subiendo a la cumbre, a cada paso que daba pensaba en ese animal extremadamente delgado, en las dificultades para respirar que estaría padeciendo y sobre todo, recordaba sus ojos tristes, llorosos e irritados. Mi obligación no era hacer cuatro fotos a la lava incandescente, tenía que bajar y ahorrar aunque fuesen unos minutos de ese sufrimiento.
Después de todo lo dicho, no quiero que me malinterpretéis, no todos los animales empleados en actividades turísticas están puteados. Podemos conocer la fauna a través de empresas responsables que verdaderamente ayudan a la supervivencia de las especies y mantenimiento del entorno. Este tipo de negocios son los que tenemos que fomentar, apoyar, utilizar y compartir. Si quieres asesoramiento al respecto puedes encontrarlo en la web de FAADA.
De igual manera estamos en la obligación de denunciar no solo aquellas “empresas” que no proporcionan a sus animales unas condiciones de vida adecuadas, sino también toda actividad turística que utiliza el castigo como método de adiestramiento y cualquier indicio de maltrato animal que detectemos en nuestros viajes.
Buen post.
Saludos.
Pobrecicos
Gracias
Todo el mundo debería viajar respetando la naturaleza y la población local.