Parece mentira que siendo de Granada aun no hubiera visitado el Parque de la Ciencias en toda mi vida.
Para animarme sólo ha hecho falta el empujón que la necesidad de un plan navideño con peques proporciona y la perspectiva de desasosiego y desesperación que supondría quedarse en casa todo el día con las “pequeñas bestias”.
Visto lo visto en persona y sobre todo con lo visto después, buscando material por internet para hacer esta entrada, me he dado cuenta que el Parque de las Ciencias de Granada cuenta con una oferta de exposiciones y actividades permanentes interminable, pero también hay que tener en cuenta que a los científicos “les pone” poner nombres a todo, y cualquier objeto/artilugio/urna/estatua que se encuentra dentro del recinto tiene su propia denominación incluida en la oferta del parque.
Explora: Sala dedicada a niños entre 3 y 7 años donde pueden experimentar jugando, tocando, manipulando e interactuando con todo tipo de objetos y donde pueden desarrollar sus habilidades intelectuales a través de retos diseñados a la medida de los más pequeños.
Para los más inquietos, esta sala cuenta con cañones de agua, pantallas para editar vídeos, un piano que se toca a base de saltos y artilugios cuyo objetivo es mejorar la psicomotricidad a través del entretenimiento.
BioDomo: Espacio inmersivo de 18.000m3 destinado a la educación, la investigación y la conservación animal que nos sumerge en la vida de multitud de especies de las zonas tropicales del planeta. Partimos de sus fondos subacuáticos, pasamos por las selvas húmedas de la superficie y terminamos en una terraza donde realizar todo tipo de actividades y talleres con la biodiversidad es la protagonista.
No soy muy partidario que los animales no se encuentren en su hábitat natural y por ese motivo me interesé por la procedencia de los que viven en esta área artificial consultando al personal.
Me indicaron que la mayoría de los ejemplares que cuidan son “rescatados” o son especies que requieren una protección especial. Muchos de ellos proceden de incautaciones o han sido requisados a propietarios no autorizados (por no decir gilipollas), otros sobreviven aquí tras haber sido abandonados en los lugares más inverosímiles e incluso me contaron el caso del Varano que llegó hasta aquí después de que su dueño llamara a las autoridades encerrado en el baño denunciando que un lagarto de un metro le estaba atacando.
Creer las palabras de la guía expió un poco la culpa de pagar por ver animales encerrados y la cara que ponía mi hija al ver los bichejos la expió del todo.
No quería someter mi concienciación sobre la libertad animal a más pruebas de seres vivos en no libertad así que no visité ni el Mariposario Tropical ni los Talleres sobre biología y ecología de las rapaces “Rapaces en Vuelo”.
Explora el desván del museo: Sala ideada para que los más pequeños disfruten al máximo explorando y manipulando diferentes objetos por allí repartidos. Es un lugar perfecto para que los padres descansen (hay una zona de puff) y los niños se aventuren explorando en un entorno lleno de «trastos» curiosos e interesantes para invertir un buen rato.
Play – Ciencia y Música: Se trata de una exposición “temporal” (lleva desde octubre de 2018) que nos invita a explorar el mundo de la música en todas sus facetas, desde una exposición de instrumentos antiguos y curiosos a experimentos científicos que tienen la música como protagonista, pasando porque puedes tocar los instrumentos tu mismo y participar en diferentes talleres divulgativos
Torre de Observación: Mirador situado a una altura de 50 metros con 360º de panorámica que se elevan sobre la mayoría de los edificios de alrededor y que proporcionan una visión diferente y espectacular de la ciudad, y eso tratándose de Granada son palabras mayores.
Exteriores: En todas las zonas exteriores hay infinidad de elementos interesantes (rocas gigantes que flotan en el agua, mobiliario urbano que también pueden ser un tobogán, circuitos de bolas, trenecitos donde subirse, etc) y otros muchos de ellos pueden ser susceptibles de convertirse en un juego improvisado donde el tiempo se detenga, aunque la planificación de la visita no lo haga y te frustres por saber que no vas a llegar a todo lo previsto.
De la zona exterior también se agradecen mucho las zonas de picnic y que se permita la entrada de alimentos del exterior (salvo en el BioDomo).
Además en los halls de los edificios también hay “cosas” (porque no se definirlo de otra forma) que entretienen (robots, estatuas de animales, péndulos, agujeros negros para bolas, etc), así que nos lo tomamos con paciencia porque es imposible abarcarlo todo en un único día y somos conscientes de que volveremos más adelante (todavía nos quedan muchas etapas de desarrollo).
He de destacar las zonas de descanso que hay distribuidas por el recinto y en concreto he de agradecer a una de estas zonas (en forma de iglú hinchable) que me permitiera una mejor distribución de pesos, es decir, pude distribuir mi peso sobre el culo cómodamente aposentado en un puff, mientras la pequeña bajaba pulsaciones con libros y chulísimas construcciones de plástico, un momento que disfruté más que alguno de los pabellones visitados.
Si que hubo tiempo para un cuentacuentos en una actuación que se programó en los pasillos de uno de los edificios, pero como ya he dicho, la vida y las fuerzas no nos dieron para más y tuvimos que prescindir muchos espacios:
Percepción: Se quedó fuera el mundo de los sentidos, no obstante, esta sala estará entre las primeras de la lista para futuras visitas porque nos quedamos con todas las ganas.
Viaje al Cuerpo Humano y Biosfera: Con tres años, a Telma lo más parecido a la biomedicina, la anatomía y el ADN que le puede gustar es la Doctora Juguetes y la clínica de Nenuco. Dejaremos estas exposiciones para más adelante que seguro resultarán más interesantes.
Eureka: Nosotros estamos en fase de construcción con bloques de juguete así que experimentar con diferentes fenómenos físicos y la resolución de problemas mediante elementos interactivos lo dejaremos para cuando nuestra hija pueda leer el cartelito de la entrada (a eso de los 18 o 19 años).
Cultura de la Prevención: No lo visitamos porque no hay que mezclar trabajo y placer, además sé por experiencia propia lo aburrida que puede ser la PRL. Sin embargo, siento mucha curiosidad (deformación profesional). Otra vez será.
Recorrido botánico: Obviamente mejor en primavera que en navidades porque hace un poco menos de fresco en la calle.
A la arqueología, a Darwin y a Esinstein también los dejamos tranquilos porque me sonaban tanto al instituto que esperaremos unos añitos, si dios quiere.
Por último tampoco hemos visitado la Almazara y el Olivar por la alergia (que queda mejor que decir que no nos interesa demasiado).
Juego de arena como representación interactiva de la topografía del fondo marino. |