
A las 5:00 am. pasó a recogernos el todoterreno. Era el típico vehículo preparado para los safaris fotográficos con seis asientos dispuestos en diferentes alturas. Nosotros íbamos solo tres pasajeros y eso se agradeció para movernos con libertad de un lado a otro.
A unos 20 minutos a velocidad rally de Tissamaharama se encuentra el Parque Nacional Yala. Nosotros llegamos justo antes del amanecer y otros mil 4×4 también. Al principio pensé que esto iba a ser rollo caravana lentita de coches uno detrás de otro por caminos perfectos haciendo fotos de animales sobrealimentados como cualquier zoopark. Sin embargo, me equivoqué rotundamente.

Nuestro conductor era un chaval que apenas tenia edad para beber alcohol y mucho menos para tener permiso de circulación. Vestía un gorro rasta y una camiseta de “Bob Marley” (lo cual me inspiró mucha confianza) y le encantaba su trabajo se le notaba disfrutar cuando iba a toda caña metiéndose en los charcos, sorteando obstáculos y subiendo/bajando pendientes imposibles, eso sí, se paraba en seco cuando había cualquier bicho interesante que observar. Supongo que todo esto formaba parte del espectáculo, pero me encantaba.
En las casi 6 horas que duró el recorrido por el parque pudimos ver búfalos de agua, ciervos, jabalís, elefantes, cocodrilos, varanos, tucanes, águilas, pavos reales y mogollón de “bichos” varios, sin embargo, el rey del parque se nos escapó. Intuimos los leopardos, escuchamos sus rugidos pero únicamente pudimos identificar algunas manchas entre la maleza (snif, snif).

No podemos decir que el safari por Yala nos gustó, porque nos encantó.
Sólo puedo ponerle dos pegas a nuestra experiencia en el Parque Nacional:
- No llevar mi teleobjetivo que se quedó en casa para ahorrar peso y espacio en la mochila.
- Me supo a poco, no me malinterpretéis, fue genial pero me provocó una necesidad que antes no tenía: pegarnos otro safari cuanto antes.
No queremos terminar esta entrada sin deciros que hablamos con los dueños de “Traveller’s Home” y nos dijeron que harían un descuento del 20% a todos aquellos que digan que van de nuestra parte. Pusimos esta pegatina en uno de los mapas que hay pegando a las mesas de recepción para que recuerden quienes somos. Ya nos contareis si ha sido así.
Yo también estuve allí en 2008, y la verdad que me fascinó el lugar; llovía a mares, pero vimos muchos animales y yo aluciné con un cocodrilo que estaba comiéndose un elefante muerto (por muerte natural); el cocodrilo era grande no, lo siguiente.
Madre mia, tuvo que ser buenisimo ese momento. Son dos animales que me fascinan, el cocodrilo me da tanto miedo que me encanta verlo.
Gracias por comentar Rocio, un saludo!