Reflexiones viajeras de una madre primeriza

 

Siempre he tenido claro que si alguna vez tenía hijos, a no ser que causas de fuerza mayor me lo impidieran, seguiría viajando todo lo posible con ellos. Ahora que soy madre desde hace 8 meses y una vez pasadas las primeras semanas de maternidad en las que me quedaba dormida de pie, mis ganas de viajar son cada vez mayores.

Quedarse en casa ya no compensa, esas cosas del hogar que se añoran viajando, como leer durante horas, dormir con mi almohada hasta partir el colchón junto a mi gata, las tardes de sofá, mantita y pelis, una ducha relajante con todos mis potingues,…ya son historia. Desde que ha nacido Telma, no veo una peli entera, un libro me dura una eternidad, la ducha es de todo menos relajante, lo de dormir mejor ni hablamos y mi gata zen que está en proceso de adaptación familiar ya apenas se me acerca, pero yo la comprendo y volver a verla sigue siendo lo mejor del regreso.

Hay quién dice que le da pereza viajar con niños, la pereza para mi es la rutina mortal y el tener que compatibilizar, casa, familia y trabajo (si tienes la suerte de tenerlo), viajar después de todo es una liberación!

Como supongo que le pasará a todos los padres, ante el primer viaje con un bebé todo es incertidumbre, aguantará mucho tiempo en la calle, llorará sin parar?, podremos ir a estos sitios con la silleta?, le afectará el cambio de rutina?, montará el numerito en el avión?, y si se pone mala?…

En mi corta experiencia como mamá viajera, puedo decir que lo realmente difícil es tener tiempo para organizar los preparativos del viaje. Por lo demás, para nosotros está siendo más sencillo de lo que esperábamos (ya te contaremos cuando empiece a andar) y especialmente cómodo en su etapa de sólo lactante. La niña, quitando los trayectos en coche que son una tortura, no sólo se adapta perfectamente a los cambios, si no que se porta mucho mejor que en casa. El ajetreo, la novedad, el aire libre y la inmensa felicidad de sus padres le sientan de maravilla.

 

Son muchas las diferencias con los viajes de antes, ahora hay que adaptarse a los ritmos del bebé, de manera que el famoso slow travel  se impone por necesidad y el dejarse muchas cosas sin ver y sin hacer también. Ya se terminaron las intensas jornadas, ahora son sus vacaciones y es él el que manda.

 

Respecto a los arranques “bebecianos” son otra historia a valorar. Ya no es suficiente levantarse 20 minutos antes de la hora prevista de salida para pegarte una ducha, desayunar y salir pitando. Ahora son tantas cosas las que tienes que llevar encima que mejor será que te duches por la noche y que te levantes al alba para que te dé tiempo a todo o si no estás perdido.

 

Es más necesario que nunca planificar las actividades del día respetando más o menos los horarios de la criatura, teniendo en cuenta su comportamiento habitual y cosas como donde le gusta dormirse, cuánto tiempo de siesta necesita, si aguanta bastante tiempo en la silleta, si tolera el portabebe, como lleva los trayectos en coche,…factores que te harán decidir igualmente, qué tipo de viaje se adapta mejor a vosotros. Por mucho que algunos se empeñen en decir que todos son iguales, cada niño es un mundo y quién mejor sabe que necesita el bebé son sus padres.

 

Eso de “sólo vamos a estar para dormir” ya se acabó, sobre todo si son varios días y más tratándose de un bebé, así que si vas a pasar más tiempo en el alojamiento, la mejor opción es un apartamentopor varias razones, la primera es que permite que estéis en espacios separados, dispone de cocina para poder prepárale su comida y sale más barato, así compensas los gastos de más que suele suponer viajar con un niño ya que los vuelos más convenientes no van a ser los más económicos, casi seguro que hay que facturar, ya no te alojas en cualquier sitio, si antes necesitabas 3 días ahora necesitas 5 y si alquilas un coche suma el extra de la silleta que a veces vale tanto como el alquiler del propio coche.

Fundamental un portabebe (fular o mochila ergonómica según su edad), porque casi siempre hay lugares incompatibles con silleta, para evitar su estrés postural producido por permanecer demasiado tiempo en la misma postura y porque son mano de santo para dormirlos.  A mí personalmente me ha gustado mucho más la mochila que el fular, yo uso una de la marca Manduca, es muy fácil de poner y me da la sensación que la niña va más cómoda que en el fular. Las mochilas se empiezan a usar a partir de los 5 o 6 meses y aunque algunas traen un adaptador para cuando son más bebés, tengo entendido que no es lo más recomendable.

 

También es muy aconsejable llevar una silleta ligera pero a la vez robusta, con ruedas que se adapten a todos los terrenos, manejable, que se pliegue fácilmente y no ocupe mucho espacio (casi nada).

Ah, pues se nos olvidaba, como bien nos apuntan los colegas de La maleta preparada, que sea reclinable y comodita para unas buenas siestas

¿Cuál ha sido tu experiencia al viajar con un bebé? ¿Añadirías alguna recomendación?

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9 comentarios en «Reflexiones viajeras de una madre primeriza»

  1. ¡¡Me encanta!!Tenemos un par de post en el blog sobre los viajes con niños. Nosotros somos proviajes con niños, aunque reconozco que de vez en cuando, echas de menos cómo eran los viajes antes (y recomiendo viajar sin ellos de vez en cuando).
    Te faltó un detalle, en mi opinión, importante para la sillita: que, además de todas esas características, sea reclinable, porque dormirá grandes siestas en ella y cuanto más comod@, mejor. Nuestra bienvenida a Telma al mundo de los viajes.

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  2. Hola,pues si que echamos de menos los viajes de puro mochileo y de no parar, pensabamos hacerlo pero de momento me siento incapaz de separarme de ella.
    Toda la razón con lo de la silleta, lo añadiremos. Me pasare a leer vuestros post, muchas gracias por comentar!

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  3. ¡Que identificada me siento al leer tu post! Creo que es mejor empezar cuanto antes a viajar con ellos para que se acostumbren al coche, a dormir en otras cunas, a ver cosas diferentes etc… tambien nos sirve a nosotros para darnos cuenta de que son mas "de batalla y mas duros" de lo que imaginamos.

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  4. ¡Qué de acuerdo estoy contigo! Nuestro bebé tiene 5 meses y ya hemos hecho tres viajes con él en avión otras tantas excursiones en coche. Cuesta salir, pero quedarse es aún peor jajaja. Como dices, veremos cuando empiecen a andar 🙂

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  5. Carolina, la nuestra ya ha cumplido un año y me reafirmo, en casa es mucho peor. Por nuevas circunstancias he tenido que hacer varios viajes en avión con ella yo sola sin padre y se ha portado muy bien, el estrés ha sido para mi en momentos control de seguridad y subida al avión cargando con todo.Pero siempre compensa un viaje, con creces.

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