Cabo de Gata: ecuación resuelta

El destino es una ecuación complicada donde los fondos son la gran incógnita y el tiempo el gran ausente. Sin embargo en “depatitas” contamos con un gran múltiplo motivante, el lugar donde vivimos, que nos invita a escapar cuando un fin de semana viene más crecidito de la cuenta.

Nos conformábamos con un entorno natural, poco masificado, donde disfrutar del mar y el senderismo y que económicamente salvaguardara nuestros riñones para empeñarlos en un futuro no muy lejano.

Tras analizar todas las variables mencionadas no había más opción que decantarse por la península (el precio del avión es prohibitivo en estas fechas). El sur nos aseguraría una buena temperatura, la zona desértica de Almería disminuiría las probabilidades de lluvia a un nivel aceptable y Cabo de Gata es precioso en primavera, así que no había lugar a dudas.

El Parque natural de Cabo de Gata-Nijares uno de los paisajes más áridos de Europa, en él puedes hacer infinidad de rutas a pie o en bici, travesías en Kayak, buceo o dedicarte a descubrir playas y calas entre sus 63 Kilómetros de costa. Las hay urbanas, naturales pero accesibles y recónditas de difícil acceso.

Empezamos visitando la zona del Faro de Cabo de Gata, aquí encuentras uno de los puntos de información del parque donde te dan un mapa que te vendrá especialmente bien si quieres hacer alguna ruta de senderismo, vienen todas indicadas. Pero sobre todo en esta zona está el Arrecife de las Sirenas, una de las imágenes más conocidas de Cabo de Gata.

De aquí nos fuimos al otro extremo, Carboneras, donde nos alojábamos, no es el mejor sitio para quedarse porque está más alejado pero el precio del alojamiento en esta zona era asequible y está muy cerca de la Playa de los Muertos, la mejor para mí de toda la zona. Como toda buena playa, llegar a ella es complicado, hay que descender desde la carretera donde aparcas, unos 20 minutos por camino de tierra. Es una playa sin construcciones ni servicios de ningún tipo, de piedrecitas blancas, profunda y con un agua limpia y clara.

Playa de los Muertos
Al día siguiente, después de hacer parada en el Mirador de la Amatista, llegamos a Isleta del Moro, pequeña, blanca y agradable población de pescadores. Aunque tiene su mirador oficial, las mejores vistas se disfrutan desde el enorme peñón que le da nombre a la población.
Isleta del Moro

Una vez en el mirador, y si no hace excesivo calor, advertimos que las sombras por estos parajes son prácticamente inexistentes, recomendamos hacer una pequeña ruta hasta el Castillo de San Felipe en Los Escullos, unas 2 horas el trayecto de ida y vuelta. Aunque en el mapa te dice que la dificultad de la ruta es baja, hay algún tramo empinado donde es fácil resbalarse por la tierra. Lleva como mínimo zapatillas de deporte, gorro y agua.

Por supuesto el recorrido se puede hacer al revés, pero si vuelves por la Isleta te espera el bar-restaurante “Centro de la 3ª edad”, junto al mirador, donde puedes tomar tapitas a elegir con la bebida o comer buen arroz y pescado. Muy recomendable.

Por la tarde hicimos otra de las rutas cortas, la Ruta de La Molata que va desde El Playazo a Cala del Cuervo, junto al camping de las Negras. El sendero se inicia cerca del castillo de San Ramón y son otras 2 horas ida y vuelta. Los contrastes del color claro de los acantilados con el azul verdoso del mar son el principal atractivo de este lugar, es recomendable al menos que llegues hasta el mirador.

La playa de El Playazo es bastante buena, natural, de baño fácil pero accesible en coche, por lo que me imagino que en verano estará hasta arriba.

Acantilados La Molata
Calas junta a El Playazo

Al día siguiente continuamos nuestro periplo por las playas más valoradas de la zona, empezamos por la de Los Genoveses, a la que se puede llegar en coche, andando desde San José o también en autobús durante el verano. En temporada alta el parking cuesta 5€ y cuando se llena no te dejan pasar. Nosotros fuimos en coche pero el sendero para hacerlo a pie o en bici es fácil y muy bonito en esta época del año.

Campillo de los Genoveses

De cualquier manera, una vez que estés en la playa, merece la pena llegar hasta el final y subir al Morrón de los Genoveses, desde donde tendrás una preciosa panorámica. Aquí encuentras también la magnífica Cala de los Amarillos, y la siguiente, a la que se accede con dificultad bajando el Morrón.

Playa de los Genoveses

Volvimos sobre nuestros pasos y nos dirigimos a la famosa Playa del Mónsul, otra de las joyas del parque natural, escenario de numerosos anuncios y películas. Son características de esta playa su duna viva y su enorme roca conocida como La Peineta. Para llegar puedes hacerlo igualmente en autobús o dejar el coche en el parking de pago.

Playa del Monsul y Cala de la Media Luna

Junto a la Playa del Mónsul, a 10 minutos andando siguiendo el sendero o incluso desde la misma playa bordeando la roca o nadando llegas a la Cala de la Media Luna, muy bonita también.

Si sigues el camino, llegas a una valla que corta el acceso en coche, ahí puedes coger el sendero que desciende fácilmente hasta la Cala del Carbón, esta es de cantos en lugar de arena, pero con agua cristalina y perfecta para huir de las masificaciones.
Cala del Carbón

Nuestra estancia en esta zona ha sido corta, pero suficiente para permitirnos recomendarla como destino, sin embargo, aquí como en muchos otros destinos playeros de nuestro país, el verano es otra historia.


Compartir

Deja un comentario